jueves, 27 de diciembre de 2012

Payasa.




Me puse la naríz roja,
 para sentir tu perfume.

Los zapatos grandes,
 para pisar fuerte en tu vida.

El traje lleno de colores,
 para alegrarte cada día.

Me pinté la boca color carmín,
 para sellar la tuya con un beso.

Me puse la peluca ruluda,
 para que juegues con mi pelo.

Me pinté las pestañas,
 para ser tu muñeca de carne y hueso.


Me convertí en tu payasa,
pero al final, me di cuenta,
que cuando queremos a la personas como son
y no como queremos que sean,
nos sentimos en calma.

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