viernes, 25 de enero de 2013

Calma al corazón


Cuando una persona se va o deja de existir un pedacito de su alma queda en nosotros. Un lugar de nuestro corazón está empañado por su mirada.

Y tengo la certeza que cada vez que su presencia nos haga falta, si la invocamos con el pensamiento se hace presente en nuestro interior aunque no la veamos.

Esa angustia que te amarga la existencia al no tener a ESA persona viva, no se llena con NADA. Pero un corazón vacío se llena cuando uno da, cuando se entrega, cuando siente, cuando ama, cuando alberga, cuando se abre y engrandece de tal manera que no cabe en el cielo por eso permanece en la tierra, porque todavía tiene mucho más por hacer, por sentir, por dar, porque aún no se han agotado sus fuerzas para amar.

“Igual que en el momento de venir al mundo, al morir tenemos miedo de lo desconocido. Pero el miedo es algo interior que no tiene nada que ver con la realidad. Morir es como nacer. Sólo un cambio.” (“La Casa de los Espíritus” Isabel Allende)



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