Hay personas que llegan a nuestra
vida de golpe y porrazo. Un día cualquiera, conoces a alguien y aunque quizás
esa, sea la única vez que lo veas te cambió en algo, te marcó por algún motivo.
Y tal vez no lo viste más, pero
siguió el contacto vía internet, facebook, mensajes de texto, etc. A medida que
pasa el tiempo y lo vas conociendo, te gusta cada vez más, porque te hace reír,
te “escucha” (en realidad te lee), vos compartís cada cosa buena o mala que te
pasa, también hablan de pavadas, y hasta de cosas importantes que solo las
hablás con él. Te aconseja, te reta, te seduce, y a vos te encanta.
Y llega un punto en que ya nada
importa, nada sirve, nada vale. Solo querés verlo. Ya no hay mail, ni chat, ni
mensaje, ni llamada que valga. Todo es
poco. Porque lo necesitas, necesitas su presencia. Querés escuchar su voz, sus
palabras susurrantes en tus oídos, mirar su sonrisa cuando te mira, sentir sus
brazos en un abrazo, acariciar sus labios en un beso, sentir su olor, su
piel... Y él está ausente. Y a vos te mata la puta distancia que hay entre
ustedes. Los miles de kilómetros que los separan.
Cada noche antes de dormir relees la última
conversación que tuviste con él. Te imaginas como sería si se volvieran a ver
algún día. Y anhelas tanto, pero tanto que eso pase. Lo deseas con el corazón.
Y vivís con la esperanza del reencuentro (que dicen que es lo último que se
pierde, y a esta altura del partido vos ya ni sabes que mierda es la esperanza
o para que sirve, pero todavía te queda algo de ella).
Sentís que nadie te entiende,
nadie sabe lo que a vos te pasa, lo que sentís. Vuelve a tu cabeza una y otra
vez la noche del 4 de enero en que lo conociste. Y ese día quedó grabado en tu
memoria y en tu corazón. Ese día te marcó. Tu cabeza está llena de preguntas,
de dudas y pocas certezas.
Y tus amigas, que lo ven de
afuera, porque nunca vivieron algo así, piensan ¿Se puede querer taaanto a una
persona que viste una sola vez y con la cual ahora no existe más contacto que
una computadora? Créanme que si, se puede. Es una de las tantas cosas que pasan
y no encontramos una explicación racional. Porque el amor no es racional.
Porque a veces los sentimientos no se explican con palabras. Simplemente se
sienten.