“Cuando mis ojos se encontraron con los tuyos tan negros, tan dulces,
vulnerables y chiquitos me invadió la ternura. Como no encariñarse con vos, si
a cualquiera le encantaría recibir un
saludo tuyo al llegar a casa cálido, intenso, juguetón. Te
subiste hasta mi cuello y me empezaste a dar besos suaves y melosos, sin
quitarme tu mirada de encima. Después te sentaste, me miraste una vez más y
agachaste la cabeza.”
¿Existe un amor más puro, fiel e
incondicional que el de un perro? Estoy segura que no. Porque aunque estés de
mal humor, contenta, triste, engordes, adelgaces, envejezcas, tengas celulitis
o estrías; el cariño de un animal es incondicional.
En cambio, con las personas no pasa lo mismo,
te mienten, te traicionan, te decepcionan, etc. También te hacen feliz, te
sacan una sonrisa, te levantan el ánimo pero solo A VECES. Un perro SIEMPRE te
da su cariño, te alegra el día, te sonríe (si los perros SONRIEN), te acompañan
cuando tenés miedo, son agradecidos, te traen el diario, te avisan cuando viene
alguien, te despiertan en la mañana, no tenés que esperar a que te llame, que te mande un mensaje de
texto, vos lo llamas y el viene así de simple, fácil y rápido!
Yo, te recomiendo, que tengas un
perro!