viernes, 1 de abril de 2011

El Silencio.


Qué difícil es aprender a quedarse callada/o. Qué difícil es manejar el silencio, incluso más que las palabras.

¿Cuántas veces hemos hablado demás y después nos arrepentimos? ¿Cuántas veces nuestra lengua va mucho más rápido que nuestra cabeza y decimos cosas que no tendríamos que haber dicho? Por eso hay que pensar antes de hablar y si lo que vas a decir no es bueno, es mejor quedarse en silencio.

Hay veces  que las palabras brotan a borbotones y salen como una catarata incontrolable de la boca y recién nos damos cuenta de las barbaridades que dijimos, precisamente cuando ya no hay vuelta atrás.

Por eso pienso que es muy bueno practicar el silencio. Aprender a callar no es fácil y aprender a comunicarse a través del silencio es algo maravilloso y que no todos manejan con destreza.

Las personas que hablan poco son las más interesantes, porque las pocas palabras que dicen valen la pena escucharlas.

Las personas que hablan mucho (he aquí un clarísimo ejemplar) a veces; o la gran mayoría de las veces hablan sin pensar. Lo que piensan y sienten lo largan, casi que lo escupen sin anestesia, sin ningún filtro. Lo cual a mi me parece estupendo porque son las más sinceras dicen las cosas sin pudor, sin temor. Dicen en la cara verdades que pocos se animan a expresar.

Callar es escuchar.

Callar es mirar. 

Callar es sentir.

Callar es respetar.

Callar es esperar.

1 comentario:

Lorena dijo...

Saber esperar y dejar que el tiempo también haga lo suyo.